Sembremos amor, paz y alegría

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

“¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo:

• Hijo, ve hoy a trabajar en la viña

Él le contestó:

• No quiero

 Pero después recapacitó y fue.  Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó:

• Voy, Señor

 Pero no fue.  ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Contestaron:

• El primero

Jesús les dijo:

• Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis”.

LA VIÑA: VOLUNTAD DE DIOS

La parábola de hoy es la segunda de las tres parábolas de la viña conservadas en el evangelio de san Mateo.

Como veíamos la semana pasada la viña era el símbolo del pueblo de Israel. Pero, meditando en su significado espiritual, la viña es la voluntad de Dios Padre, pues el trabajo que nos encomienda a cada uno de nosotros es nuestra vocación particular y concreta para colaborar en su plan de salvación para todos los hombres.

Ante la propuesta del Padre vemos dos actitudes diferentes: La del hijo que responde y no cumple y el de aquel que se niega a acceder, pero se arrepiente.

Con la actitud del hijo que responde y luego no cumple, Jesús reprochaba las actitudes farisaicas de algunos que se tenían por cumplidores de la ley pero que en el fondo de su corazón no sabían cumplir la voluntad de Dios, voluntad que vemos cumplida en Jesús que vino para dar su vida por los últimos. En Mt. 7, 21-23 Jesús dice: «No solo quien dice Señor, Señor…sino los que cumplen la voluntad de mi Padre…»

Por otra parte, vemos la actitud del hijo que después de negarse a ir a trabajar se arrepiente y va.

Es una vez más, ésta parábola, prueba de la misericordia y el amor de Dios Padre, que esta con las manos abiertas y esperando nuestra respuesta, que no se cansa de insistir constantemente, que nos busca incansablemente…

Y es una imagen de tantos hombres y mujeres que después de negarse mil veces se han convertido en personas que viven una ardiente fidelidad al Evangelio.  

La insistencia final acusa a los altos dirigentes por haberse cerrado a la predicación de Juan el Bautista. Por el contrario, mucha gente sencilla y también pecadores se han abierto totalmente a la palabra de Dios con sinceridad.

También hoy Dios suscita enviados que como Juan son los que tienen la misión de parte de Dios para actualizar la llamada a «trabajar» en serio por la Salvación del mundo.

Nosotros somos hoy esos llamados a trabajar, dichosos si nuestra respuesta es la voluntad del Padre porque nuestra recompensa es la vida eterna y ahora mismo es el mismo trabajo en la Viña del Señor que no es otro que el de sembradores de amor, de paz, de alegría….