El Hospital Casa de Salud celebra durante toda esta semana el nacimiento de la Hermana María Rafols. Por este motivo, se ha invitado a la periodista, escritora y psicóloga, además de esquiadora olímpica, a explicar su experiencia de vida tras el fatídico atentado de 1991 que casi acaba con su vida.
Irene Villa se refirió en su intervención a los primeros momentos tras ese atentado de hace 26 años en el que la banda terrorista ETA hizo estallar una bomba que le hizo perder las dos piernas y varios dedos de la mano. Para Irene, “fue mi madre quien me dijo que tenía dos posibles caminos: o vivir resentida el resto de mi vida o perdonarles, y eso fue lo que hice”
Villa hizo referencia a sus comienzos tras ese duro golpe en el que optó por “cambiar de foco y preocuparme por lo que de verdad está en nuestra mano” y añadió que “abrirse al mundo también ayuda: el cariño de la gente, los premios, los homenajes y sonreír ante la adversidad también es digno de premiar” e incidió en el mensaje sobre el que basó su recuperación: “hay que aceptar ser lo que eres, porque por mucho que llorase, la realidad no iba a cambiar, tenía que mirar al frente, tener valor, ver más posibilidades que limitaciones porque- continuó- el mundo es como tú lo ves, qué más da cómo te vea la gente, lo importante es cómo me veía yo” e Irene Villa enfatizó en tres palabras claves en una recuperación traumática: amor, esperanza y optimismo.
Villa hizo referencia a las numerosas ayudas que ha recibido y aconsejó al público que llenaba la sala del hospital, que “cuando uno no puede cambiar la situación, tiene que cambiar uno mismo, ya que la única derrota es el desaliento”. La periodista rememoró los años de su infancia y juventud hasta convertirse en una premiada profesional de los medios, donde llegó a recibir la Antena de oro y recordó cómo ha luchado siempre “por tener una vida normal con espíritu, voluntad y ganas de superarse” para lo que encontró algo que se lo dio: el deporte. Y así ha explicado cuantos deportes ha practicado desde entonces, sin nada ni nadie que pudiera impedírselo: buceo o bicicleta hasta descubrir el deporte que le apasionó: el esquí adaptado. Con su tenacidad, llegó a formar parte del primer equipo del mundo femenino de esquí adaptado y aseguró que “no importa las veces que te caigas, sino las que te levantas”
Irene Villa tuvo palabras reconfortantes hacia aquellos que sufren, “los sueños al final se cumplen si luchas por ellos, aunque el dolor sea inevitable, el sufrimiento es opcional” y valoró en la necesidad de “no sentirse víctima, la tristeza lleva al miedo que trae la inacción y ahuyenta el amor y no hay que buscar culpables: la queja y el peor veneno del alma: la ira, el rencor y el resentimiento” y aconsejó “ser responsables de nuestro presente y de nuestro futuro: creer en uno mismo, ponerse metas alcanzables y hablar en positivo siempre, para crear ese hábito”. Finalmente, Irene Villa quiso compartir el secreto de su éxito que está incluido en las siglas de la palabra “VIDA: Valor, Ilusión, Determinación y Alegría”.
Esta semana se cumple el nacimiento de la Hermana María Rafols, quien junto al P. Juan Bonal, fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana el 28 de diciembre de 1804. Por este motivo, además de contar con la presencia de la periodista, escritora, psicóloga y deportista paraolímpica, Irene Villa, el hospital celebrará una eucaristía y homenaje a siete mujeres de la Congregación que acaban de jubilarse, a las 19 horas de este jueves 9 de noviembre.