En pleno siglo XXI la evolución de la cirugía no solo busca la curación o la solución a los problemas de salud de los pacientes. Uno de los mayores objetivos pasa por diseñar protocolos en los quirófanos que sean cada vez menos invasivos, que minimicen las incisiones, eviten sangrados y sean cada vez más precisos.
El instrumental y las técnicas quirúrgicas evolucionan gracias a la tecnología. La cirugía laparoscópica, la que introduce el instrumental en la zona a operar a través de pequeñas incisiones, ha alcanzado cotas de calidad y de precisión impensables hace unos años. Además del instrumental, se introducen microcámaras que permiten una visión detallada de la zona afectada e incluso se trabaja ya con fármacos insitu para avanzar en los tratamientos. Todo esto ha provocado una disminución en los postoperatorios y en los efectos secundarios que provoca pasar por un quirófano.
La cirugía robótica ha dado un paso de gigante en esta evolución tecnológica. El instrumental es introducido en la zona de tratamiento por pequeñas incisiones, pero las manos del cirujano trabajan desde una consola y sus ojos a través de cámaras 3D. El encargado de aunar toda esta tecnología es el robot Da Vinci. Unos brazos robóticos de extrema sensibilidad que permiten al cirujano ejecutar maniobras muy complejas con la máxima precisión, haciendo desaparecer incluso el temblor natural del pulso humano.
La visión 3D que permite el sistema robótico Da Vinci, además de ser de altísima resolución, permite una total inmersión en la zona de trabajo, que facilita la identificación de tejidos más allá del milímetro, lo que supone una enorme diferencia a la hora de retirar partes del órgano afectado por un cáncer o reconstruir la funcionalidad de la uretra en el caso de una operación de próstata.
El nuevo escenario de una cirugía cada vez menos invasiva y de mayor precisión que ofrece el sistema robótico Da Vinci, repercute en la salud del paciente más allá de resolver su situación médica. El paciente ve reducido su tiempo de paso por el hospital, en algunos casos se limita a estancias de uno o dos días y en otros recuperan su actividad normal en pocas horas. Al haber menor sangrado, se minimiza la necesidad de transfusiones, infecciones o complicaciones del postoperatorio. El paciente se recupera más rápido y la experiencia global del paciente es más satisfactoria.
Pero la precisión del robot Da Vinci alcanza soluciones que mejoran el día a día de los pacientes. En el caso de operaciones de cáncer de próstata, se incrementan significativamente los casos en que se solucionan situaciones de incontinencia o disfunción eréctil, siendo también posible operar a pacientes que hasta ahora no podían pasar por el quirófano, al disponer de mayor versatilidad a la hora de colocar al paciente y poder acceder a la zona a operar con mayor precisión y garantías.
Ya han pasado varios meses desde la incorporación de un sistema robótico Da Vinci en los quirófanos de La Salud. Los excelentes equipos médicos de nuestro Hospital disponen de la última tecnología quirúrgica, que unida a su experiencia, profesionalidad y calidad humana, han conseguido mejorar la calidad de vida de cientos de pacientes de La Salud.