El hospital La Salud, a través del coordinador de la Unidad de Deformidades Congénitas de Pared Torácica, el cirujano torácico Dr. José Galbis, ha realizado una cirugía a una niña adolescente de 14 años para disimular un defecto estético. La paciente tenía un pectus excavatum, es decir, el esternón hundido hacia el interior del pecho. “Mi hija no salía ni se quería relacionar”, le contaba la madre de la paciente al Dr. “Ha sido ponerle la prótesis y volver a hacer una vida normal en un par de semanas: sale, hace deporte… ha sido completamente satisfactorio para la niña y la familia”.
“Lo primero que descartamos -explica el Dr.- es que esa deformidad estuviera afectando al correcto funcionamiento de los pulmones o del corazón de la paciente”. “En este caso -afirma- no era así y solamente estaba afectando a su autoimagen, así que decidimos corregir la deformidad sin tocar la pared torácica para mejorar su bienestar emocional”.
“Le fabricamos una prótesis de silicona en 3D para adaptarla a su tórax, de forma personalizada, a partir de las imágenes obtenidas a través de un TAC. Se la implantamos debajo de la musculatura sobre la superficie costal realizando una pequeña incisión de 3 cm”, explica José Galbis. Al ser una cirugía mínimamente invasiva, la recuperación fue rápida con un resultado estético “muy bueno”.
Esta cirugía debe realizarse a partir de los 11 años, no antes, para que el resultado sea de por vida ya que a esa edad, aunque la paciente crezca, ya no será un crecimiento tan grande como para que la prótesis no tenga capacidad de adaptarse, aunque debe personalizarse cada caso.
La Unidad de Deformidades Congénitas de La Salud, única en la sanidad privada de Valencia, valora y corrige, en caso de ser necesario, a través de cirugía o de un tratamiento ortopédico, la deformidad de la cavidad torácica bien porque el esternón esté hundido hacia el interior del pecho como en el caso de esta paciente (pectus excavatum), bien porque esté salido hacia el exterior (pectus carinatum). El Dr. Galbis tiene una experiencia que engloba la valoración, tratamiento y seguimiento de más de 300 pacientes con deformidades congénitas de la pared torácica.
En el caso de esta paciente de 14 años no había daños funcionales pero este tipo de deformidad en la pared torácica puede provocar presión sobre los órganos vitales del tórax, el corazón y los pulmones, lo que puede limitar la capacidad de crecimiento del paciente y provocar problemas respiratorios como cansancio, dolor de pecho, frecuencia cardíaca rápida o palpitaciones, infecciones respiratorias frecuentes, tos, opresión de pecho y problemas al hacer ejercicio o mucha actividad física. “Esta afección empeora conforme el niño/a va creciendo, y afecta más a los niños que a las niñas”, explica el Dr. Galbis.
“El pectus puede no ser perceptible durante los primeros años de vida o, a veces, hasta la adolescencia, al desarrollarse el sistema músculo – esquelético, aunque está presente desde el nacimiento”, añade el Dr. Galbis.
Los tratamientos para corregir este problema pueden ser ortopédicos o quirúrgicos dependiendo de la valoración que haga el cirujano torácico en cada caso. Pero sea cual sea el tratamiento indicado, ambos problemas se solucionan y permiten al paciente, una vez corregida la deformidad, llevar una vida completamente normal.