Las mujeres tienen dos veces más probabilidades que los hombres de tener asma y esta diferencia de género puede ser causada por los efectos de las hormonas sexuales en las células de los pulmones.
Investigadores de la Universidad de Vanderbilt y Johns Hopkins y del Walter and Eliza Hall Institute, de Australia, descubrieron que la testosterona obstaculiza una célula inmunitaria vinculada a los síntomas del asma alérgica, como la inflamación y la producción de moco en los pulmones. Así lo han detallado en sendos artículos publicados en ‘Cell Reports’ y en el Journal of Experimental Medicine.
Ambos equipos de investigadores descubrieron que la testosterona suprime la acción de las células linfoides innatas de tipo 2 (ILC-2), un tipo de células inmunitarias que reaccionan en exceso frente a estímulos como el polen o los ácaros del polvo, dando lugar a los síntomas del asma.
“Esto explicaría- asegura Valentina Gutiérrez, alergóloga del Hospital La Salud – por qué los niños sí sufren ataques de asma cuando son pequeños, pero en muchas ocasiones estos remiten con la llegada de la pubertad, cuando la testosterona comienza a inhibir la acción de ILC-2, mientras que las niñas no corren esa suerte y siguen sufriéndolos después de la adolescencia”.
Entre el 5 y el 8% de la población adulta española y entre el 8 y el 12% de los niños sufren asma. En total, casi 3 millones de personas. “Hasta la edad de 12 a 13 años la prevalencia del asma es mayor en los niños que en las niñas, aunque al llegar a la adolescencia el asma incide por igual a chicos y chicas, para a partir de los 20 años afectar en mayor medida a las mujeres”, asegura la Dra. Gutiérrez.
“El asma no se cura, pero con un diagnóstico y tratamiento adecuados y la educación de paciente se puede lograr un buen control de la enfermedad- explica la Dra. Gutiérrez-. “Cuando el asma está controlado, – asegura- el paciente no nota molestias respiratorias ni de día ni de noche, no necesita usar inhaladores para aliviarse, tiene una vida físicamente activa, tiene una capacidad pulmonar normal o cercana a la normalidad y no está expuesto a tener ataques graves”
Según la OMS, la contaminación es un factor de riesgo importante. Según un estudio publicado en Archivos de Bronconeumología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEAR), “los contaminantes ambientales pueden actuar agravando la enfermedad en pacientes con asma o bien siendo causa de la misma. En pacientes con asma, niveles elevados de material particulado (partículas diesel), ozono, anhídrido sulfuroso y óxido nitroso (O3, SO2 y NO2) pueden precipitar la aparición de síntomas, incrementando el número de consultas a los servicios de urgencias y hospitalizaciones por descompensación de la enfermedad”.
Otros de los principales factores de riesgo del asma son la exposición a alérgenos como los ácaros del polvo doméstico, presentes en las camas, alfombras y muebles, la caspa de los animales de compañía, los pólenes o los hongos, el humo del tabaco y los irritantes químicos en el lugar de trabajo. Entre los desencadenantes del asma se encuentran el aire frío, las emociones intensas, como la ira o el miedo, y el ejercicio