Tras comentar los peligros de la exposición al sol y cómo prevenir la otitis en verano, toca hablar de picaduras de insectos y sus efectos. Al igual que con la exposición al sol o los baños, el verano es una época favorable para que los insectos puedan actuar libremente; estamos más al aire libre, viajamos a entornos naturales y a sus hábitats, lo que nos hace estar mucho más expuestos a las picaduras de insectos.
Debemos aprender a reconocer la picadura y así identificar al insecto y poder actuar en consecuencia. También debemos estar pendientes del entorno y detectar las zonas dónde es más probable que nos encontremos con insectos y sus picaduras. Sigue leyendo.
Podemos clasificar los insectos en dos tipos, según la tipología de su picadura. Por una parte, encontramos a los insectos chupadores, aquellos que se alimentan de nuestra sangre y por lo tanto tienen que picar para acceder a ella. Entre ellos son muy conocidos los mosquitos, las pulgas, las garrapatas y los tábanos.
El otro grupo de insectos son los venenosos, los que utilizan su picadura para defenderse y entre ellos nos encontramos a las abejas, avispas y arañas.
Toda afección sobre la piel tras una picadura crea una zona inflamada y algo enrojecida, a su alrededor se manifiesta una zona más roja que la delimita. Según su aspecto y elementos que apreciemos a simple vista, podremos identificar qué insecto es el causante de la picadura:
Mosquito: Zona central rosada y con inflamación, rodeada por una zona más enrojecida que la delimita.
Avispa: Similar a la del mosquito, con una zona central más roja y dolorosa, producida por la mordida.
Pulga: Este insecto suele picar repetidas veces, creando hileras de pequeñas picaduras.
Araña: Similar a la avispa, pero con dos marcas centrales producidas por su doble mordida.
Abeja: Similar a la picadura del mosquito, pero encontraremos su aguijón, incluso a veces la propia abeja, incrustada en la piel.
Garrapata: Este insecto introduce su pequeña cabeza bajo la piel para succionar la sangre y deja en el exterior su cuerpo.
Los mosquitos son los principales causantes de picaduras en verano. El calor y las zonas húmedas facilitan su reproducción. Las picaduras son producidas por las hembras, que inyectan un anticoagulante para permitir la extracción de la sangre. Esta sustancia es la que produce el picor y la inflamación en la zona de la picadura y también puede producir reacciones alérgicas.
Tras una picadura leve hay que lavar y refrescar la zona durante unos minutos. Si la reacción es más grave, se puede utilizar una loción con calamina o hidrocortisona. Si los síntomas se agravan y no desaparecen con el tratamiento, acudir al médico ante una posible reacción alérgica.
Otro de los insectos chupadores más molestos son las pulgas, sus picaduras son similares en síntomas a las de los mosquitos, pero son más pequeñas y aparecen en hileras. Hay que evitar rascar sobre la picadura, ya que las pulgas defecan sobre la piel y si entran en la herida, pueden provocar alguna infección. Hay que lavar con jabón y refrescar la zona afectada.
Si la picadura es de una abeja o avispa las podremos diferenciar fácilmente; las abejas dejan el aguijón clavado, por lo que pican una sola vez, en cambio las avispas suelen realizar picaduras múltiples como defensa. Ambas producen dolor y picor intenso intenso varias horas tras la picadura.
En el caso de la abeja, hay que retirar el aguijón con cuidado y refrescar la zona afectada. Las avispas pueden producir más dolor al ser una picadura múltiple, por lo que se puede prescribir un antiinflamatorio común.
Hay que estar vigilante a la evolución de las picaduras, pues suelen producir reacciones alérgicas, que, si no son atendidas de forma urgente, pueden derivar en complicaciones para la salud.
Como es inevitable convivir con insectos en verano, te damos 5 consejos para evitar las picaduras.