Valencia, 8 de octubre de 2019.- Los bebés perciben menos dolor cuando se les administran una o dos vacunas si su madre les está amamantando mientras les pinchan. Así se desprende de un estudio realizado en el Hospital Casa de Salud de Valencia entre junio y diciembre de 2016 y que se ha publicado ahora en la revista Anales de Pediatría.
En el estudio se han incluido a 387 niños nacidos a término y con peso adecuado a su edad gestacional. Las conclusiones principales son que el amamantamiento disminuye significativamente el dolor a los lactantes cuando se administran 1 o 2 vacunas; cuando se administran 3 pinchazos, la disminución del dolor es mínima. Sin embargo, la administración de glucosa al 50% no disminuye el dolor con respecto a los niños que son vacunados con chupete. Ningún niño que fue vacunado mientras tomaba pecho sufrió efectos secundarios.
“En contraposición a lo creído durante muchos años, diversos estudios han demostrado que la percepción del dolor en recién nacidos y niños pequeños es igual o incluso mayor que en adultos y, además, que puede tener consecuencias a corto y a largo plazo en el desarrollo neurológico y psicosocial, en los procesos cognitivos y de aprendizaje, en el sueño y en la edad adulta con una respuesta aumentada al dolor. Sin embargo, la mayoría de los procedimientos dolorosos en recién nacidos y lactantes se siguen realizando sin analgesia, principalmente por la falta de formación del personal sanitario”, explica la Dra. Alicia Nieto, responsable del estudio.
La administración de vacunas es el procedimiento doloroso realizado más frecuentemente durante el primer año de vida en un lactante sano. El dolor que produce podría ser atenuado con métodos de analgesia no farmacológica. Se han descrito diferentes intervenciones no farmacológicas para disminuir el dolor: el amamantamiento, la succión de un chupete y la administración de soluciones dulces. Estas técnicas son económicas, bien toleradas y diferentes trabajos internacionales habían mostrado su eficacia en recién nacidos. Sin embargo, en bebés por encima de 1 mes, no se había mostrado su eficacia.
“Cuando analizamos el dolor que presentan los niños de 2, 4 y 6 meses al ser vacunados, obtuvimos que el 90% tenían dolor moderado o intenso, según la escala LLANTO. Las vacunas son, tras la potabilización de las aguas, la medida preventiva que más beneficios ha reportado a la humanidad. El incluir medidas analgésicas sencillas e inocuas, haciendo partícipes a los padres del procedimiento de la vacunación, podría disminuir las reticencias de un sector de nuestra población hacia las vacunas”, asegura la Dra. Nieto.
“En conclusión- resume la Dra. Nieto-, que una madre administre lactancia materna a su hijo mientras se le vacuna es una medida analgésica eficaz, que además puede alentar a las madres a amamantar a sus hijos, facilitando la vinculación afectiva y sin ningún coste adicional para el sistema de salud. Además, no requiere ningún almacenaje ni ningún material especial”.
“Con los resultados obtenidos en este trabajo-añade- pensamos que, hoy en día, no debería vacunarse ningún niño a los 2, 4 y 6 meses sin que la madre sea informada de que puede amamantar a su hijo, ya que esto reducirá el dolor que el niño siente al administrarle las vacunas”.