Cuida tu boca y ella cuidará de ti
En muchas ocasiones la salud general de nuestro organismo empieza por nuestra salud bucodental. Nuestra boca es uno de los principales indicadores del estado de salud de nuestro organismo. Y no sólo de las enfermedades relacionadas con nuestro cuerpo, también una capacidad limitada de morder o sonreír puede afectarnos a nivel psicosocial.
Nuestra salud general y bucodental están conectadas en ambas direcciones. Las personas con problemas en su sistema inmune tienen mayor probabilidad de padecer infecciones bucales y las enfermedades gastrointestinales y respiratorias generan problemas en la boca.
De boca en boca
Por ello es importante estar pendientes del estado de salud de nuestra boca, más allá de un componente simplemente estético, la observación de ciertos síntomas bucodentales puede destapar problemas renales, trastornos digestivos, ansiedad e incluso un diagnóstico precoz de cáncer de boca.
Las visitas al odontólogo deben ser como mínimo cada seis meses, no dudando en acudir ante cualquier síntoma que aparezca inesperadamente y detectemos; sangrado de encías, movimiento en alguna pieza, molestias en la mandíbula o dolor y sensibilidad al masticar.
En este tipo de revisiones no solo se valora el estado de nuestra boca y dientes, sino que también se detectan cambios en las bacterias que provocan enfermedades periodentales y se vigila muy de cerca el diagnóstico precoz de cáncer de boca.
Manos a la obra
De nosotros y de nuestros hábitos cotidianos depende en gran medida nuestra salud bucodental. El cepillado, el uso de seda dental y de locutorios nos ayudan a retirar los restos de comida que se hayan podido depositar entre nuestros dientes.
¿Cómo debo usar un cepillo de dientes?
Lo primero es utilizar un cepillo de filamentos de nylon, con el cabezal redondeado y filamentos suaves. Hay que estar pendiente de su desgaste, si aparecen filamentos torcidos o desgastados, hay que reponer el cepillo.
La cantidad de pasta también es importante a la hora de un buen cepillado, si es escasa no lograremos una limpieza adecuada, si es excesiva, invertiremos demasiado en dentífrico. Lo ideal es un tamaño aproximado de un guisante.
Recuerda que debes recorrer toda la superficie de tus dientes en todos los ángulos y rincones, no tengas prisa y realiza tu cepillado de forma consciente. Un cepillado vertical es ideal para el interior de los incisivos. También es importante repasar la lengua, que nos dejará el aliento más fresco.
Dientes como la seda
La seda dental es otro recurso importante a la hora de la limpieza bucodental. Es capaz de llegar donde no llega el cepillo, eliminando restos de placa bacteriana y alimentos en los espacios interdentales. Cuidado al frotar con la seda, no dañemos las encías. Es un proceso delicado, que debemos realizar sin prisa, concienzudamente y diente a diente.
En caso de querer realizar una limpieza óptima, tras el uso de la seda, deberemos cepillar nuestros dientes para retirar cualquier resto de placa o comida que la seda haya conseguido arrastrar. Tras un enjuage con colutorio nuestra boca nos lo agradecerá.
Nuestra boca es un sistema complejo formado por varios órganos que nos conectan con nuestro entorno. Tanto a nivel físico como emocional. Comer, saborear, respirar, hablar, sonreír o besar son acciones muy importantes en nuestra vida que suceden en nuestra boca.