Haber llevado durante más de un año la mascarilla puesta en todo momento nos ha proporcionado una sensación de protección y seguridad que a partir de ahora, con el levantamiento de la obligatoriedad de su uso en exteriores, provocará un sentimiento de vulnerabilidad y de desnudez, sobretodo en personas con una baja autoestima. Este hecho-explica la Dra. Mercedes Pascual, psicóloga de La Salud- puede derivar en un aumento de la ansiedad y del estrés; es decir que, al miedo por la propia enfermedad, se sumará ahora lo que llamamos síndrome de la cara vacía”.
El hecho de haber ido tanto tiempo con la mascarilla puesta ha afectado muchísimo a las relaciones interpersonales. Hay que pensar- reflexiona la Dra. Pascual- que hay personas a las que no hemos conocido sin mascarilla y a las que nos costaría reconocer sin ella porque no les hemos visto más que los ojos. Este contexto ha dado alas a las personas con baja autoestima o con inseguridades que se han visto muy protegidas y que ahora quedarán de nuevo al descubierto”.
Hay que estar preparados para que el síndrome de la cara vacía genere sintomatología añadida en este tipo de personas. Lo más probable es que su autoestima vuelva a bajar y que vuelvan a las limitaciones iniciales tanto en sus relaciones sociales o en sus contactos como en su capacidad para disfrutar.
“Al aumentar la ansiedad que les va a provocar la desnudez de ir sin mascarilla van a aumentar todas las patologías asociadas. El hipocondríaco- explica la Dra.- va a serlo más, quien tenga agorafobia, tendrá más, y el estrés post-traumático, que ya se está viendo a día de hoy, aumentará.
“Tenemos casos en consulta – asegura la Dra. Pascual- de personas que se encerraron durante la pandemia y todavía no son capaces de salir a la calle, de retomar su vida o su trabajo ni sus relaciones. Es gente que se ha quedado encerrada y todavía no somos capaces de valorar las secuelas que esto les conllevará a largo plazo porque el tratamiento es muy lento”. Estas personas todavía hoy salen a la calle un momento a comprar y cuando vuelven lo desinfectan todo, dejan los productos 15 días aireándose, se cambian, se duchan… “Son conductas muy límites de personas sin ninguna patología previa”.
Para afrontar esta nueva etapa de forma saludable, “cada uno debe ir a su ritmo- asegura la Dra. Pascual- y debe darse cuenta de cuándo este hecho le está generando ansiedad, de cuándo ha llegado a un límite tolerable para él o ella. En ese punto, no pasa nada porque se ponga la mascarilla de nuevo durante el tiempo que considere para volver a probar minutos más tarde. Y así – explica- progresivamente ir aumentando el tiempo de exposición hasta que remita su ansiedad y se vaya adaptando a la nueva situación”.