Con motivo del Día Mundial de La Salud, el hospital La Salud ha realizado un taller con los responsables de la escuela de Rugby del Cau Valencia para enseñarles cómo actuar ante dos de las situaciones más graves que pueden ocurrir en el campo: una pérdida de consciencia o una parada cardiorrespiratoria.
El taller lo impartieron el jefe de Urgencias pediátricas de La Salud, Nacho Güemes junto con Marc Boix bombero y 5 del mundo campeonato de Emergencias y catástrofes para bomberos.
“Cuando encontramos a un yacido, lo primero que hay que hacer es ver si el jugador/a está consciente. Si no lo está, siempre hay que llamar al 112, poner el teléfono en el modo manos libres y dejar que los expertos nos guíen en el proceso hasta que lleguen al lugar del accidente”, explicó Marc Boix.
Seguidamente hay que abrir la vía aérea y comprobar si el accidentado respira. Para ello, hay que estirar un poco la cabeza, acercar la mano a la boca y la nariz y comprobar si sale aire o revisar el pecho a ver si se hincha y se deshincha para verificar si los pulmones están funcionando. También es importante mirar si tiene algún objeto dentro de la boca.
En caso de que respire, hay que ver si tiene pulso a través de la muñeca o del cuello. Las pulsaciones normales en un adulto serían entre 60 y 100 y las respiraciones habituales entre 10 y 12 por minuto.
Si tiene pulso, deberemos colocarnos a su lado, levantarle una rodilla y girarlo siempre manteniendo la vía aérea abierta y vigilando que respire en todo momento.
“Si la persona está inconsciente por una conmoción, por ejemplo, actuaríamos de la misma forma, pero con alguna modificación. Lo deberíamos tocar para ver si reacciona, pero no le moveríamos el mentón ni lo pondríamos de lado porque no sabemos si hay lesión medular. Si respira usaríamos una cánula de Guedel (disponibles en el club) para asegurar la respiración, buscaríamos el pulso y lo cubriríamos para que no sufra hipotermia”.
Si la persona no respira o bien realiza respiraciones breves y muy separadas (respiraciones agónicas), es que puede estar en parada cardiorrespiratoria. Eso es la detención de la respiración y del latido cardiaco de una persona. “Cuando el corazón deja de latir y se paran los pulmones, la sangre deja de circular y tú de respirar”, han explicado los expertos a los entrenadores y delegados. “En este momento- han añadido- y sin necesidad de tomarle el pulso hay que pasar directamente a la reanimación cardiopulmonar, una maniobra que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”.
Si es un adulto deben realizarse series de 30 compresiones y dos respiraciones. En el caso de los niños/as hay que empezar con 5 ventilaciones y seguidamente series de 15 compresiones y 2 respiraciones.
“Las compresiones hay que realizarlas con el peso de nuestro cuerpo y manteniendo los brazos rectos, no con fuerza sino con todo nuestro peso”. No debemos asustarnos por la posibilidad de que se disloquen algunas costillas, es algo común -asegura Nacho Güemes- y lo que hay que pensar es que salvarle la vida a esa persona es mucho más importante.”
Las ventilaciones deben ser apenas de un segundo, sellando la boca después y constatando que se le hincha el pecho. Solamente hay que realizarlas dos veces y continuar con las compresiones que deben mantener un ritmo constante de 100-120 por minuto. Para seguir una cadencia correcta a la hora de realizar las compresiones es muy útil hacerlo al ritmo de una canción: la Macarena o Stay in a Line por ejemplo, son perfectas para este fin.
Tras le realización del taller, los delegados y entrenadores participantes en el curso destacaron “lo útil e importante que ha sido conocer estos protocolos. Son momentos en los que debe haber personas capaces de saber qué hacer y cómo actuar. Cuando se producen situaciones así lo mejor es tener claros conceptos como los que nos han explicado y saber qué hacer y también que no hacer”