El Hospital La Salud, perteneciente a la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, ha recordado un año más el nacimiento de M. María Ràfols quien junto a P. Juan Bonal fundó la Congregación el 28 de diciembre de 1804. Y lo ha hecho con la celebración de una eucaristía en la cual se ha rendido homenaje también a la plantilla que se jubila o se ha jubilado a lo largo de este año 2022. A todos/as los trabajadores se les ha entregado después de la misa un obsequio en agradecimiento a los años de dedicación y compromiso con el hospital.
La Hna. Ràfols nació en 1781 en Vilafranca del Pendès, en Cataluña. Tras la muerte de su padre, en 1794 ingresó en el monasterio femenino de San Gervasio, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, en Jerusalén.
El 28 de diciembre de 1804 llegó a Zaragoza junto a un grupo de doce hermanos y doce hermanas reunidos por el Padre Bonal para hacerse cargo de los servicios del Hospital de Nuestra Señora de Gracia, fundado en 1425, respondiendo a la llamada de la Junta que lo regía. Fundó junto con el Padre Juan Bonal, la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana para que a la manera de las Hijas de San Vicente de Paúl en Francia, se ocupara ante todo de la atención a los enfermos.
La Hna. Ràfols se presentó, junto a algunas otras Hermanas, al examen de flebotomía ante la Junta del Hospital en pleno para poder practicar la operación de la sangría, tan frecuente en la medicina de su tiempo. Y aunque muchos las juzgaron y no creían en ellas, se graduaron como las mejores de la clase.
Al comenzar la guerra de la Independencia el papel de las hermanas fue muy destacado. Tras el primer Sitio de Zaragoza quedó destruido el gran edificio del Hospital de Nuestra Señora de Gracia y la Madre Ràfols se ocupó de colocar a los 6 000 enfermos en diversos edificios oficiales y privados. Rescató objetos religiosos y artísticos. Consiguió ayudas, solicitándolas insistentemente no sólo al general Palafox sino incluso al sitiador.
Cuando se retiraron los franceses el 14 de agosto de 1808 el Hospital estaba en ruinas. Los más de 4 000 heridos y enfermos se trasladaron a la Real Casa de Misericordia. El 10 de diciembre de 1808 comenzó un nuevo asedio. La situación de la ciudad era trágica por la difusión de nuevas epidemias de peste. La Madre Ràfols acompañada de dos Hermanas, se presentó ante el Mariscal Lannes en petición de ayuda. Les fueron concedidos víveres y un salvoconducto. Atendió a los prisioneros e intercedió por ellos, logrando en algunos casos su libertad.
Tras la ocupación de Zaragoza, la nueva Junta de la Sitiada impuso unas nuevas Constituciones a las Hermanas y el 12 de noviembre de 1811 aceptó la dimisión de la Madre Ràfols, que quedó encargada de la sacristía. Después marchó a Orcajo (Daroca).
Tras la marcha de los franceses, en 1813 volvió a dirigir la Inclusa o Asilo-Cuna del Hospital que cuidaba a los niños huérfanos o sin hogar.
En 1826 fue elegida de nuevo superiora hasta 1829.
En 1834 fue ingresada en la cárcel de Predicadores acusada de complicidad en una conspiración contra la reina regente María Cristina de Borbón. Dos meses después fue puesta en libertad, y al año siguiente obtuvo sentencia eximiéndola de culpabilidad, pero fue desterrada a su pueblo natal. El destierro de 6 años lo pudo cambiar por Huesca, donde desde 1807 existía una casa de la misma Hermandad.2En 1841 fue autorizada a regresar a Zaragoza y volvió al Hospital destinada a la Inclusa.
Se retiró en 1845 por tener su salud resentida y pasó una temporada en Belver de Cinca, Huesca. Durante sus últimos años redactó escritos espirituales.
Su cuerpo y su altar se hallan en la capilla del Noviciado de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana de Zaragoza.
El hospital celebrará una misa para conmemorar la efeméride el día 9 de noviembre en la capilla de la comunidad.