La Enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un conjunto de patologías que generan una inflamación crónica principalmente intestinal y que a día de hoy no tienen un tratamiento curativo. Según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) se estima que una de cada 450 personas en España sufre una enfermedad inflamatoria intestinal: el 58% de estos pacientes presenta colitis ulcerosa, mientras que un 42% padece la enfermedad de Crohn.
Sin embargo, un estudio publicado a finales de octubre en la UEG Week 2019 en Barcelona muestra que las cifras reales podrían triplicar la incidencia estimada. Investigadores de los hospitales de Sandwell and West Birmingham y de la Universidad de Birmingham analizaron los casos registrados desde comienzos de este siglo y llegaron a la conclusión de que la prevalencia aumentó un 55% en colitis ulcerosa y un 83% en enfermedad de Crohn entre 2000 y 2017.
“Las EII son enfermedades autoinmunes- explica el Dr. Xavier Cortés, director del Instituto Valenciano Digestivo (IVADI) del hospital La Salud-, es decir, nuestro propio cuerpo percibe a las bacterias de tenemos en el sistema digestivo como algo a combatir y las ataca”.
Nuestro estilo de vida, la contaminación, el tabaco, la dieta que llevamos y la protección de los bebés con una higiene extrema durante los tres primeros años de vida, está provocando, explica el Dr. Cortés, “que nuestro sistema de defensas es esté volviendo tontorrón. Al dejarlo inactivo y no ponerlo en contacto con bacterias a edades tempranas, está madurando de una forma anormal durante la infancia y en la edad adulta llega a atacar a nuestro propio cuerpo”.
El Dr. Cortés asegura que “se ha demostrado que para padecer una EII debe haber una predisposición genética, aunque se desconoce el detonante último que hace que, de dos personas gemelas, por ejemplo, una la sufra y la otra no”.
Una manera de intentar prevenir las enfermedades inflamatorias intestinales es fortaleciendo nuestra microbiota intesntinal. Para ello, asegura Dra. Lucía Redondo, Nutricionista de IVADI en La Salud, “deberíamos prescindir de los alimentos ultra-procesados, incorporar a nuestra dieta alimentos fermentados como el Kefir, el chucrut o la kombucha, incrementar la ingesta de antioxidantes presentes en los frutos rojos, las especias o el cacao 100% puro y dejar descansar nuestro aparato digestivo durante 12 horas cada día”.
Hay ciertos alimentos, además, que pueden provocarnos inflamación intestinal como consecuencia de una intolerancia, por ejemplo, a los productos azufrados que se encuentran en carnes rojas, huevos, lácteos, algunas hortalizas… También puede aparecer una intolerancia a compuestos fermentables, los llamados FODMAPS. Se trata de un grupo de carbohidratos de cadena corta y polioles que son fermentados por las bacterias que habitan en nuestros intestinos. Motivo por el cual pueden causar síntomas en algunas personas como pueden ser gases, hinchazón y dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.
Los síntomas de estas enfermedades son muy limitantes y a veces se llega tarde al diagnóstico porque hay muchos pacientes asintomáticos. En términos generales, los síntomas de una colitis ulcerosa (una inflamación del colon) son diarrea con sangre, diarrea crónica con urgencia y con una sensación de no haber terminado cada vez que se va al baño.
En el caso de la Enfermedad de Crohn, el diagnóstico es más complejo porque solamente presenta síntomas como dolor abdominal, pérdida de peso o diarrea el 25% de los pacientes.
Precisamente esta enfermedad supone en España unos costes directos e indirectos que superan los 1.000 millones de euros anuales, según un estudio de 2014 de la consultora EY. Un 46,5% de los gastos corresponde a las ausencias e incapacidades laborales.
A pesar de no tener cura definitiva, existen múltiples tratamientos muy efectivos para las EII. “El objetivo último- explica Xavier Cortés- es que las personas que sufren estas enfermedades puedan llevar una vida completamente normal y hacer la misma vida que hacías antes de su diagnóstico”