Leticia hacía triatlones hasta que empezó a sentir un dolor muy fuerte en el cuello y se le empezaron a dormir los dedos y el brazo. Sentía que tenía mucha sobrecarga, pero ella lo achacaba al deporte que practicaba. Fue al traumatólogo que, tras pedirle una Resonancia Magnética, confirmó el peor diagnóstico: tenía una hernia cervical.
Buscó por Internet a un neurocirujano y encontró a través de la página web de La Salud a la Dra. Lorena Ramos. Le gustó y decidió ponerse en sus manos.
La Dra, explica Leticia, pidió varias pruebas diagnósticas más e intentó un tratamiento conservador, pero no funcionó. Le dijo entonces que lo único que podía hacer para que mejorar era realizarle una cirugía para ponerle unos implantes cervicales.
Tras vencer los miedos que a Leticia le provocaba la idea de una anestesia general y por la confianza que le daba la Dra. decidió ir adelante. “La Dra me tranquilizó muchísimo. Me explicó tanto los riesgos como los beneficios y me dio la libertad de escoger. Le dije que sí porque los riesgos eran mínimos”.
Hoy, un año después, está ya de alta y está perfecta. Puede realizar todo tipo de deportes con la única limitación de correr largas distancias por el impacto que provocaría en las cervicales.
“Me sentí muy bien acogida en el hospital, me trataron con muchísimo cariño, se interesaron por mí y estoy muy contenta y satisfecha por el trato”.