Antes de tumbarnos al sol y para evitar quemaduras que pueden tener consecuencias nefastas para nuestra salud, hay que tomar medidas que garanticen la seguridad de nuestra piel. El Dr. Francisco Ferrando, dermatólogo de La Salud nos da los consejos de un experto para actuar de forma correcta y saludable
- Elegir el fotoprotector de acuerdo con el fototipo de la persona, la edad, la zona del cuerpo donde se va a aplicar y las condiciones ambientales a las que se va a someter el individuo. Así se podrá disfrutar de los efectos beneficiosos que ofrece el sol, minimizando los efectos negativos del mismo.
- Preparar la piel para los baños de sol manteniéndola limpia (sin maquillaje u otro tipo de cosméticos) e hidratada. Evitar el uso de colonias, perfumes y desodorantes ya que pueden causar reacciones de fotosensibilización y manchas cutáneas.
- Evitar la exposición solar directa en las 4 h alrededor del mediodía solar (de 12h a 16h).
- Aplicar el fotoprotector como mínimo media hora antes de que se produzca la exposición sobre la piel bien seca.
- Para conseguir la eficacia del factor de protección solar indicado en la etiqueta deben aplicarse unos 36 g de crema —equivalente a 6 cucharillas de café— para todo el cuerpo de un adulto de talla media (2 mg/cm2).
- Repetir la aplicación siempre que sea necesario, en función de las características individuales y de la actividad que hay que realizar. En cualquier caso, se recomienda no exceder las 2-3 h.
- Utilizar fotoprotectores labiales con un índice alto, ya que la piel en esta zona del cuerpo es muy frágil. Si el individuo tiene cierta predisposición a experimentar herpes labial extremar las precauciones, ya que una excesiva radiación puede facilitar un brote herpético.
- Potenciar las medidas protectoras con el empleo de sombreros, gorras, gafas y demás prendas de vestir confeccionadas con tejidos naturales que permitan una fácil transpiración.
- Beber abundante agua y zumos durante y tras la exposición para favorecer los mecanismos termorreguladores fisiológicos y para reponer la pérdida de líquidos experimentada a consecuencia del calor.
- Evitar las pulverizaciones de agua durante los baños de sol ya que, además de eliminar el fotoprotector, las gotas de agua que quedan sobre la piel actúan como si fuesen una lupa y amplían los efectos negativos de las radiaciones.
- Tras la exposición solar y la ducha con agua tibia, hidratar generosamente la piel para regenerar el manto hidrolipídico y recuperar la pérdida de agua. Es recomendable el uso de productos específicos en función del tipo de piel y de la zona que hay que tratar: cara y escote, contorno de ojos, manos. Concretamente, la piel de estas zonas corporales es la que se muestra más sensible al fotoenvejecimiento y éste, por tanto, se hace allí más patente.