Es llegar el cambio de armario y comenzar a sonar esas dos palabras. Queremos adelgazar rápido. La ropa más ligera nos intimida un poco y los planes tempranos de sol y playa nos pueden resultar incómodos, todo a costa de un invierno más relajado en nuestra alimentación y con otro tipo de ropa. Nos preocupa exhibir algunos kilos de más y conforme avanza el calendario, nos obsesionamos con lo que comemos, intentando buscar perder kilos y adelgazar lo antes posible. La conocida como “Operación Bikini”. Pero ¡OJO!, las dietas milagro no existen.
Puede sonar a frase de autoayuda facilona, pero es un punto de partida; no somos los kilos que tengamos de más, hay que respetar el momento en el que estamos. Ese es el punto de partida que nos ayudará a querernos más y vernos felices ante el espejo.
A partir de ahí, nada de dietas milagro ni adelgazar rápido y con prisas, cualquier método para alterar nuestra alimentación en pocos días puede convertirse en un riesgo para nuestra salud. El milagro reside en dedicar parte de nuestro tiempo a hacer algo de deporte y en cuidar mucho nuestra alimentación, si ves que necesitas ayuda, cuenta con un especialista en nutrición.
Es el mejor consejo, tenemos una vida demasiado sedentaria; sofá y serie, silla y ordenador, coche y atasco y así día tras día. Y no, el correr detrás de los niños para vestirlos o un maratón entre pasillos de supermercados es agotador, pero no cuenta como deporte. Volvemos al punto anterior, quiérete más, roba media hora de dónde puedas y hazte un regalo, muévete. Activar tu organismo tiene beneficios desde el minuto uno, y no sólo a nivel físico, nuestra mente encuentra en ese momento de actividad también una desconexión y una ayuda a que te sientas mejor.
Una vez que empieces, no pares, debes incluirlo entre tus hábitos cotidianos, hazlo de forma segura y definitiva, verás como, en poco tiempo, te sientes mucho mejor.
Es muy importante que revises nevera y despensa, nada de alimentos procesados, vuelve a nuestra dieta mediterránea, sin cometer excesos, come fruta, introduce legumbres y mucha agua. Pon orden en tu alimentación, se consciente de lo que comes y cómo lo comes, hazlo de forma consciente, sin distracciones…el mindfulness alimenticio te puede ayudar a reflexionar sobre la ingesta de alimentos y como afecta en tu vida y a tu salud. Olvida dietas milagro, la de la alcachofa, la de la piña o de la influencer de turno, no sirven, te pueden perjudicar y además pueden provocar efecto “rebote”.
Si crees que necesitas ayuda, no dudes en contar con profesionales, existen múltiples variables en nuestro organismo que hay que tener en cuenta a la hora de regular la alimentación, cualquier cambio no realizado con control médico puede suponer una alteración en nuestro organismo que acabe en un problema de salud. Además, antes de ponerte a hacer cualquier dieta, deberías descartar la existencia de alguna patología digestiva.