El esternón hundido, también conocido como “pectus excavatum”, es una afección en la que el esternón se hunde hacia el interior del pecho, creando una apariencia de pecho hundido. Esta malformación puede variar desde leve hasta severa y puede afectar tanto a hombres como a mujeres, así como a bebés y niños.
Además de la apariencia física, el esternón hundido puede causar problemas respiratorios y cardíacos significativos, como veremos a continuación.
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El esternón hundido o pectus excavatum puede tener diversas causas. Principalmente, es una afección hereditaria, lo que significa que si un padre la tiene, es probable que sus hijos también la desarrollen. Anomalías en el tejido conectivo, como las observadas en el síndrome de Marfan y el síndrome de Ehlers-Danlos, también pueden causar esta malformación.
El desarrollo anómalo durante la infancia y adolescencia, influenciado por factores genéticos y ambientales, puede provocar el hundimiento del esternón. En algunos casos, la afección es congénita, presente desde el nacimiento. Además, factores ambientales y otros trastornos médicos asociados pueden contribuir al desarrollo del pectus excavatum.
El pectus excavatum tiene un fuerte componente hereditario. Si bien no todos los casos son hereditarios, la presencia de antecedentes familiares de esternón hundido aumenta significativamente la probabilidad de que otros miembros de la familia también lo presenten.
El pectus excavatum varía en su presentación y gravedad. Estos son los diferentes tipos de pecho hundido, clasificados por su severidad y las características específicas según el grupo de población afectado:
El pecho hundido leve es la forma menos severa de pectus excavatum. En estos casos, el esternón está ligeramente deprimido y la apariencia del pecho es apenas perceptible.
Esta leve depresión del esternón generalmente no causa síntomas significativos y puede pasar desapercibida sin una evaluación médica detallada. A menudo, las personas con pecho hundido leve no experimentan problemas respiratorios o cardiacos asociados y pueden llevar una vida normal sin necesidad de tratamiento.
El pectus excavatum es más común en hombres que en mujeres. En los hombres, puede variar de leve a severa. Los casos más graves pueden dar lugar a una apariencia notable del pecho hundido y pueden estar asociados con síntomas como dificultad para respirar, fatiga y problemas cardiacos.
En las mujeres, la afección puede ser menos perceptible, sin embargo, el impacto psicológico puede ser significativo, afectando la autoestima y la imagen corporal. En casos severos, las mujeres también pueden experimentar síntomas respiratorios y cardiacos similares a los que se observan en los hombres.
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El esternón hundido puede estar presente desde el nacimiento, conocido como pectus excavatum congénito.
El esternón hundido en bebés puede ser diagnosticado durante los exámenes pediátricos de rutina. Aunque el hundimiento del esternón es visible, generalmente no causa síntomas graves en la infancia. Sin embargo, el seguimiento es esencial para evaluar cualquier cambio en la severidad a medida que el niño crece.
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El pectus excavatum puede volverse más evidente a medida que los niños crecen. Durante la niñez y la adolescencia, el crecimiento acelerado puede hacer que la deformidad del esternón se agrave.
Los niños con pecho hundido pueden experimentar dificultades respiratorias durante la actividad física, fatiga y en algunos casos, problemas cardiacos. La evaluación temprana y el seguimiento regular son importantes para determinar la necesidad de intervención médica o quirúrgica.