La pandemia ha tenido un impacto muy importante en la salud mental de la población en general; sin embargo, los grupos que se han visto especialmente afectados son las mujeres, los/las adolescentes y jóvenes, los/las pacientes con patologías previas y el personal sanitario.
“En estos grupos poblacionales-asegura el Dr. Andrés Roig, Jefe del Servicio de Psiquiatría del hospital La Salud- hemos visto un aumento considerable de alteraciones de conducta, de depresiones y cuadros de ansiedad”.
En el caso de los y las adolescentes, la intolerancia a la frustración que están desarrollando a causa de la cultura de la inmediatez en la cual ha crecido, les está perjudicando mucho. “Sus mecanismos de adaptación y afrontamiento de los problemas y situaciones- explica el Dr. Roig- está muy mermado. No tienen herramientas ni paciencia para analizar y adaptarse a las situaciones; quieren que todo se arregle ya, y eso no es posible”.
“En este grupo, además de la ansiedad y la depresión, hay otras patologías y tastornos que han aumentado y se han disparado mucho como por ejemplo los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) y las autolesiones”.
De hecho, según expertos en Psiquiatría y Psicología Clínica de la Infancia y de la Adolescencia, el 25% de los niños que han sufrido aislamiento por COVID-19 presentaban síntomas depresivos y/o de ansiedad.
Tal y como explica la Dra. Gemma Ochando, psiquiatra infantil y juvenil de La Salud, “la adolescencia es una etapa de transición entre la infancia y la edad adulta que abarca desde los 10 a los 19 años. En esta etapa se produce un importante cambio a nivel físico y también psicológico y, por lo tanto, es un periodo de mayor vulnerabilidad ante problemas de salud mental”. “la pandemia- dice el Dr. Roig- ha entorpecido su proceso de crecer y madurar”.
Por otro lado, otro de los grupos más afectados por la pandemia ha sido el de pacientes con patología mental previa y grave. En estos casos, la incidencia es entre 4 y 6 veces superior y la mortalidad más elevado. “Los pacientes con esquizofrenia, – por ejemplo- explica el Dr. Roig- han sufrido una mortalidad 3 veces mayor a la que les correspondía por edad”.
Las mujeres han sido el otro colectivo más perjudicado. Su carga se ha multiplicado entre el trabajo, los cuidados y el aislamiento. De hecho, el 70-80% de casos de COVID persistente y de depresiones y cuadros de ansiedad les afecta a ellas.
En este contexto donde, aparte de los meses de confinamiento se han visto restringidas las interacciones sociales, las RRSS han sacado un lado amable que ha sido el de permitir que las personas se mantuvieran más conectadas con los demás. “Han sido positivas, según el Dr. Andrés Roig, “sobretodo, en personas que viven solas. En esto casos, las RRSS han compensado el aislamiento”. Sin embargo, la cara negativa es que ha habido muchas personas que se han enganchado muchísimo a la tecnología”.