La sociedad actual está envejeciendo cada vez más. Solamente entre 2019 y 2020 han aumentado en 30.000 las personas mayores de 90 años, llamadas “super-envejecedoras”. Según datos del Ine, el año pasado, había ya 564.537 frente a las 535.000 de 2019. Además, crece también el número de personas centenarias que ya son más de 17.000 en España. “Estamos alargando la vida -dice el geriatra de La Salud Dr. José J. Botella- pero no estamos retrasando la llegada de la discapacidad en la misma proporción; es decir, que al final vivimos más años, pero no libres de discapacidad en la misma medida”. En España, según datos del Observatorio de la Dependencia, a 31 de diciembre de 2019 había 1.385.037 personas con dependencia reconocida y 160.000 pendientes de valoración.
“Este es el gran reto de nuestra sociedad- explica el Dr. Botella- dar vida a los años y no años a la vida”. Y una de las maneras de hacerlo, a partir de los 75 años, realizando una revisión anual con un geriatra. “A partir de esa edad -explica el doctor- se produce un gran cambio y empezamos a entrar en riesgo de acabar siendo dependientes”. Pero eso se puede prevenir. Aunque la persona esté perfectamente sana a esa edad, es conveniente tener una primera fotografía para ir viendo año a año los cambios que se produzcan y detectar de forma precoz la llegada de la fragilidad que es, según el geriatra, el paso previo a la dependencia.
“Las personas mayores frágiles son aquellas que se aguantan con pinzas¸ personas que son como las piezas de un dominó puestas en fila y que se desmoronan cuando cae una sola de esas piezas. Puede ser un disgusto, una caída, una gripe… cualquier cosa puede desencadenar la llegada de la dependencia”. “Si detectamos pronto ese inicio de fragilidad -explica el Dr. Botella- podemos trabajar con las personas de forma integral para que se mantengan activas y
fuertes. Tenemos herramientas para hacerlo y para detectar problemas de la marcha, del equilibrio, neuronales, musculares, emocionales… Siempre tenemos que realizar prevención de cada enfermedad: que no suceda, que sea mínimo el daño que causa en el organismo, que repercuta lo menos posible sobre la funcionalidad”.
En algunos casos, por ejemplo, de supuesta depresión, las personas muy mayores lo que sufren no es esta enfermedad mental sino un sentimiento de fin de proyecto vital. “No quieren molestar y sienten que ya no les queda nada por hacer más que esperar el final; ese estado hace que lleguen muchas enfermedades”. En este sentido, es muy importante que las personas mayores puedan mantenerse activas de alguna manera, que se sientan productivas. “El envejecimiento -dice el Dr. Botella- ha ido cambiando. Empezamos con el concepto de envejecimiento saludable, luego activo y ahora tenemos que por a por el envejecimiento productivo”.
Otra de las situaciones que hay que evitar es la “sobre medicación de las personas mayores. José J. Botella asegura que se dedica “a desintoxicar pacientes que vienen con una gran cantidad de fármacos que igual han tenido sentido en algún momento pero que, como nadie les ve de forma integral, han continuado tomando sin necesidad”. “Yo siempre les digo – asegura- que deben ponerse más las zapatillas y tomar menos pastillas”.
El cambio en la estructura de la familia también afecta mucho a las personas mayores. Hay que entender que, hoy en día, no siempre podemos contar con apoyos familiares sobretodo porque ya hay muchas personas que no tienen hijos. Pero lo más importante, explican los expertos, es que las personas mayores entiendan que lo que deben tener son conexiones sociales. Hay que apostar por el concepto africano de UBUNTU, “soy porque somos”. Si las personas mayores viven rodeadas de conocidos, tienen vida social y amigos, se encuentran mucho mejor. Hay que fomentar y cuidar nuestra red social a lo largo de toda nuestra vida
Afrontar la vejez lejos de obligaciones y haciendo lo que realmente les apetezca hacer a las personas mayores después de tantos años trabajando, es algo a tener en cuenta a la hora de pedirles que cuiden de los nietos. “Ver a los nietos sí- asegura el Dr. Botella – pero convertirse en abuelos esclavos, no”. Y se, que por motivos económicos- añade- no les queda más remedio- lo que deben hacer es tomarse ese cuidado de los pequeños como una forma de realizar un envejecimiento productivo”.