Una parte importante de las alergias que aparecen en la primera infancia tienen que ver con la alergia alimentaria, esta se resuelven con el tiempo, aunque algunas persisten en la edad adulta. Es más frecuente que desaparezcan en el caso de alimentos como la leche y el huevo, pero más difícil con otros alimentos como el pescado y los frutos secos.
Depende de la edad del niño/a. En niños/as pequeños/as la leche y el huevo son los alimentos más habituales, seguidos del pescado. Otros alimentos como los frutos secos, las legumbres, el marisco y las frutas causan alergia alimentaria en niños/as mayores
Existen alimentos falsamente alergenizantes. Son alimentos que contienen sustancias llamadas aminas vasoactivas (histamina, tiramin, dopamina…) y al comerlos pueden desencadenar síntomas como la urticaria, que podrían confundirse con una reacción alérgica. Se incluyen en este grupo alimentos como el tomate, atún, fresas y chocolate, entre otros.
La mayoría de los niños/as con alergia a un alimento no desarrollarán otras alergias alimentarias, si bien una pequeña proporción de ellos/as podrá presentar alergia a otros alimentos. Generalmente son niños/as con una predisposición genética para desarrollar enfermedades alérgicas. Algunos de ellos/as a lo largo de su vida podrán desarrollar otras enfermedades alérgicas como rinitis o asma.
Cuando el niño/a come de forma accidental o toca el alimento al que es alérgico/a puede presentar síntomas cutáneos (habones/urticaria hinchazón/edema, picor…), síntomas digestivos (vómitos, diarrea), síntomas respiratorios (asma, rinitis) o varios síntomas al mismo tiempo.
La anafilaxia es la reacción más grave que se instaura rápidamente y puede ser mortal por la afectación de órganos vitales como las vías respiratorias o el sistema cardiocirculatorio con disminución de la tensión arterial. En nuevos contactos con el alimento los síntomas pueden ser similares a los iniciales, de mayor o menor intensidad.
El tratamiento de la alergia alimentaria consiste en realizar una dieta de exclusión del alimento o alimentos causantes de los síntomas. Ante cualquier reacción por exposición accidental es importante administrar el tratamiento aconsejado por el especialista, en función de la intensidad de los síntomas.
Ante una reacción adversa del tipo que sea debe suspender el alimento y consultar a su médico.
Para aliviar los síntomas puede ser necesario administrar antihistamínicos y/o corticoides. En caso de anafilaxia precisará la administración de adrenalina intramuscular, por lo que, si la reacción es grave, con afectación del estado general, se debe acudir inmediatamente a un servicio de Urgencias.
La prueba de exposición oral controlada es el método para confirmar que se ha superado una alergia alimentaria. Esta prueba debe realizarse en un centro médico bajo la supervisión de un/a especialista que recomendará el momento adecuado para realizarla.
Estas pruebas deben realizarse a pesar de la negativización de las pruebas analíticas o cutáneas que no son garantía absoluta de tolerancia.
Sí. El comedor del colegio debería estar preparado para ofrecer la dieta que necesita una persona alérgica.
Y lo mismo ocurre en excursiones y campamentos. El niño/a alérgico/a a alimentos no debería recibir un trato diferente a los demás, salvo en lo que se refiere a su dieta de eliminación estricta del alimento y debería participar en actividades extraescolares como los otros. El personal del colegio debe estar perfectamente informado de la dieta y del tratamiento que precisa el niño/a en caso de ingesta accidental
Si existe una alergia alimentaria o una sospecha es importante acudir a una Unidad de Alergología Infantil donde se realizará un estudio alergológico para comprobar si se está sensibilizado frente a los alérgenos más frecuentes, que varían según los síntomas que se padezca, según la edad, según la zona de residencia, etc. Por eso es muy importante una historia clínica lo más completa posible.
Además, de los alérgenos frecuentes, también se estudian otros menos frecuentes, según los lugares y ambientes a los que el paciente acude con asiduidad.
Elaborado por el Dr. José Sanz
Médico especialista en Pediatría
Responsable Unidad de Neumología infantil y Alergología infantil