Aunque la fructosa es un azúcar natural presente en muchas frutas y verduras, su malabsorción puede causar problemas gastrointestinales. Reconocer los síntomas de la intolerancia a la fructosa, como hinchazón y dolor abdominal, ayuda a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
La intolerancia a la fructosa es un trastorno digestivo en el que el organismo no puede absorber adecuadamente la fructosa, un tipo de azúcar presente en muchas frutas y algunos vegetales. Esta afección puede llevar a una serie de síntomas incómodos y puede confundirse con otros problemas gastrointestinales.
Hay que saber diferenciar entre la intolerancia y la alergia a la fructosa. Mientras que la intolerancia se relaciona con problemas en la digestión de este azúcar, la alergia implica una respuesta del sistema inmunológico.
Las personas con intolerancia experimentan síntomas digestivos, mientras que la alergia a la fructosa puede ocasionar síntomas más graves, como anafilaxia.
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Si sospechas que puedes tener intolerancia a la fructosa, observa tus reacciones tras consumir alimentos ricos en este azúcar. Llevar un diario de alimentos puede ser útil para identificar patrones.
Un test de intolerancia a la fructosa puede ser un método efectivo para diagnosticar este trastorno. Sin embargo, es fundamental consultar a un profesional antes de realizar esta prueba de fructosa, en la cual se miden los gases como el hidrógeno y el metano para evaluar cómo tu cuerpo procesa este azúcar.
Los síntomas de la intolerancia a la fructosa pueden variar en intensidad y pueden manifestarse de diferentes maneras en adultos y niños.
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En los niños, los síntomas pueden ser similares a los de los adultos, pero también pueden incluir:
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La intolerancia a la fructosa puede tener causas genéticas, como la intolerancia hereditaria a la fructosa, una afección más severa y poco común. Por otro lado, factores ambientales como el estilo de vida, la exposición a ciertos productos alimenticios o desequilibrios en la microbiota intestinal, también pueden contribuir a la malabsorción de la fructosa.
Este tipo de intolerancia es un trastorno metabólico congénito que impide el correcto metabolismo de la fructosa, causando síntomas graves si no se trata adecuadamente.
¿Cómo saber si soy intolerante a la fructosa? El diagnóstico de la intolerancia a la fructosa generalmente implica pruebas específicas.
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Resulta fundamental ponerse en manos de un especialista que pueda guiarnos en el proceso terapéutico:
La dieta FODMAP se recomienda para reducir los síntomas asociados con la intolerancia a la fructosa. Esta dieta limita los alimentos que contienen azúcares fermentables, contribuyendo a mejorar el bienestar gastrointestinal.
Es importante conocer los alimentos que tienen fructosa y aquellos que deben evitarse:
¡Si soy intolerante a la fructosa, también necesito saber qué puedo comer! Para quienes padecen intolerancia a las frutas, es fundamental conocer las opciones seguras. Las frutas con bajo contenido en fructosa son la naranja, la mandarina, el limón, la lima, el aguacate y el melón. También los alimentos de origen animal (huevos, carne, pescado, leche, etc.).
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Actualmente, no existe una cura para la intolerancia a la fructosa, pero los síntomas pueden ser tratados con una dieta adecuada y la identificación de los alimentos problemáticos.
Cada uno de nosotros somos únicos y diferentes. Por ello debemos de atender a todos los síntomas clínicos y realizar las pruebas diagnósticas que se consideren pertinentes, para mejorar nuestro bien más preciado: la salud.
En La Salud Hospital contamos con un equipo de especialistas en nutrición humana y dietética que te acompañarán en todo el proceso.