Inicialmente, este trastorno se definió como un excesivo número de bacterias en el intestino delgado que causan síntomas gastrointestinales. “Sin embargo, ahora sabemos que no es simplemente un sobre crecimiento de bacterias, sino una alteración del tipo de microbios que viven en el intestino delgado, que se llama disbiosis”, explica la doctora Lucía Redondo, dietista-nutricionista especialista en SIBO de IVADI en La Salud.
El SIBO puede ocasionar diversos síntomas digestivos como gases, mal aliento o dolor abdominal, pero también muchos otros extra digestivos como cansancio, debilidad, ansiedad o dolores crónicos.
Se han descrito cuatro tipos de SIBO, dependiendo del gas que producen esos microbios: SIBO hidrógeno, SIBO metano, SIBO sulfuro de hidrógeno y SIBO fúngico. “Pero, las pruebas diagnósticas para su detección solo permiten identificar dos de ellos y no son determinantes por sí solas, por lo que, es muy importante valorar los síntomas que provocan”, apunta la especialista.
Durante 3 horas los asistentes podrán asistir a una conferencia, a un taller de cocina y se llevarán un recetario con recetas adecuadas para tratar este trastorno. El taller tendrá lugar en Mediaterráneo Culinary Center en la Avenida del Cid 56-58 de Valencia. Las inscripciones se pueden realizar vía WhatsApp en el 644 133 179.
IVADI en La Salud cuenta con médicos digestivos, nutricionistas y psicólogos, todos ellos especialistas en el tratamiento del SIBO.
Si el diagnóstico, realizado a partir de los síntomas clínicos y reafirmado por la prueba del lacticol (una prueba que se realiza por aire expirado), es positivo, el tratamiento se adapta a cada caso y consta de dos fases.
En primer lugar, se inicia una fase de limpieza y, en segundo lugar, una fase de regeneración o recuperación intestinal. Al mismo tiempo, se inicia un cambio de hábitos dietéticos con el fin de reducir síntomas y mejorar el estado del intestino. Además, se busca la causa que ha ocasionado el SIBO, para evitar recidivas.
La fase de limpieza se realiza, la mayoría de veces, con la asociación de antibióticos convencionales y herbáceos (plantas, en forma de suplementos o extractos) específicos para cada tipo de SIBO. Mientras que en la fase de recuperación intestinal se emplean probióticos específicos y otros suplementos (como glutamina) para tratar de recuperar el daño intestinal producido por el SIBO.
Desde el comienzo de la primera fase y guiado por una dietista-nutricionista especializada, se inician cambios dietéticos adaptados a cada persona y al tipo de SIBO. Muchas veces se aplica una dieta baja en FODMAPs, pero, según el caso, se pueden utilizar otros tipos de pautas como una dieta baja en compuestos azufrados o bien un tipo de alimentación de fácil digestión.
FODMAP son las siglas en inglés de monosacáridos, disacáridos, oligosacáridos y polioles fermentables. Se trata de un grupo de compuestos altamente fermentables en el intestino. Algunos de los alimentos bajos en FODMAPs que son incluidos habitualmente en esta dieta son uvas, fresas, papaya, arándanos, frambuesas, acelgas, espinacas, zanahoria, calabacín, patata, arroz, avena, trigo sarraceno, mijo, quinoa, nueces, almendras, avellanas, carne, pescado, marisco y huevo.