La acumulación de líquido en las cavidades del oído medio provoca generalmente sordera, pero en algunos casos puede provocar también vértigo: niños que frecuentemente presentan caídas o choques cuando caminan. Estos síntomas desaparecen después del tratamiento.
Las causas más frecuentes del vértigo infantil, aparte de la otitis media, son:
- Una infección de origen vírico que además puede provocar movimientos rítmicos y asociados a los ojos (nistagmo), náuseas, vómitos, dificultad para mantenerse en pie y caída hacia un lado cuando se intenta. Este cuadro cede de manera progresiva.
- Una fístula que puede estar asociada a una malformación del hueso temporal o a un traumatismo, aunque las más frecuentes son las espontáneas que se producen después de realizar ejercicio físico brusco, buceo o intentar levantar pesos. Es muy sospechosa la aparición repentina de un vértigo postural y/ o sordera después de un traumatismo.
- Una infección viral respiratoria. Es más frecuente en adolescentes y viene acompañada, aparte del vértigo, de náuseas, vómitos, sudoración fría, palidez cutánea… El cuadro va remitiendo y en 2 o 3 semanas, persiste solamente cierta inestabilidad y desequilibrio al realizar cambios posturales bruscos.
- Vértigo paroxístico benigno de la infancia. Es una patología que se ha relacionado con la migraña y que aparece en niños y niñas desde los 4-5 años hasta los 10-12 años. Provoca episodios de vértigo brusco que dura de unos segundos a unos minutos acompañados de sudoración, palidez, náuseas y vómitos.
- Vértigo posicional paroxístico benigno. Lo causa el desplazamiento de pequeños cristales que existen en el interior del oído y se produce cuando hay un cambio de posición: al incorporarse o acostarse de la cama, al realizar una flexión o extensión cervical… la sensación de vértigo es intensa, súbita y dura de unos segundos a unos minutos cada vez que el niño/a cambia de posición.
- Lesiones tumorales. Es la causa más temida. Lo síntomas son una inestabilidad progresiva y cualquier otro tipo de vértigo. Se descarta con una Resonancia Magnética o un TAC. La inestabilidad, el vértigo y la ataxia se presenta en más del 40% de los casos.
Lo más aconsejable ante la sensación de pérdida de equilibrio o de vértigo es acudir a un Otorrino para que haga al niño/a un adecuado diagnóstico.