Salud mental infantil

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Salud mental Infantil

Los padres soléis ser los primeros en reconocer cuándo vuestro hijo/hija tiene alguna dificultad emocional o de comportamiento. Además, podéis detectar cambios en el rendimiento académico, hiperactividad, problemas de comportamiento o rabietas, presencia de pesadillas frecuentes, cambios del estado de ánimo, síntomas de ansiedad o quejas somáticas frecuentes en vuestros hijos/as. Aun así, la decisión de buscar ayuda profesional puede ser difícil y dolorosa para vosotros/as.

En La Salud queremos facilitaros ese camino y por ello, disponemos de una unidad especializada en Psiquiatría Infanto-Juvenil donde atendemos niño/as y adolescentes hasta los 18 años. Contamos con experiencia profesional pediátrica y psiquiátrica de más de 20 años.

Debéis tener en cuenta que el diagnóstico y tratamiento temprano, especialmente en relación a la salud mental, puede evitar problemas futuros, siendo en la mayoría de los casos un factor de mejor respuesta y pronóstico. La salud mental y el equilibrio físico-emocional es fundamental para el crecimiento adecuado de niños/as y adolescentes en todas las áreas de su vida.

Las dificultades que con más frecuencia atendemos son:

 

Patologías

Trastorno de deficit de atención con hiperactividad

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se diagnostica en la infancia, aunque puede persistir en la vida adulta. Se caracteriza por presentar síntomas de hiperactividad (actividad motora excesiva a lo esperado para la edad y desarrollo), impulsividad (actúan sin reflexión previa) y dificultades de atención.

Se ha considerado un “trastorno neurobiológico” porque existe un funcionamiento alterado de algunas zonas del cerebro (especialmente la zona prefrontal encargada de la función ejecutiva) y un retraso en la maduración cerebral.

Es importante realizar un diagnóstico y tratamiento precoz, ya que permitirá paliar las dificultades que el TDAH puede ocasionar en los primeros años de aprendizaje. El pronóstico es más favorable cuando la intervención ha sido temprana.

 

Trastorno de conducta

Los niños/as con trastorno de conducta tienen más probabilidades de presentar una actitud desafiante o de oposición con las personas más conocidas, como los miembros de la familia, las personas que los/las cuidan habitualmente o los/las maestros/as.

Suelen estar enfadados/as, discuten con adultos o se niegan a cumplir sus reglas, molestan deliberadamente a los otros, se muestran resentidos/as o culpan a los demás de sus errores.

Las condiciones que contribuyen al desarrollo del trastorno de la conducta se considera que son multifactoriales, lo que significa que muchos factores contribuyen a la causa. El trastorno es más común en chicos que en chicas. Los niños y adolescentes con trastornos de la conducta con frecuencia tienen también otros problemas psiquiátricos que pueden contribuir al desarrollo del trastorno de la conducta, siendo importante su detección con el fin de poder tratar de manera adecuada los mismos.

 

Trastornos de conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen un grupo de desórdenes mentales que se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta alimentaria y pensamientos erróneos en relación a la dieta, el peso y figura corporal. Estas cogniciones y conductas alteradas conllevan graves problemas físicos y del funcionamiento psicológico y social de la persona.

Los tipos más frecuentes de trastorno de la conducta alimentaria son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación/restricción de la ingesta.

Pueden causar problemas graves por todo el cuerpo causados por la desnutrición y el bajo peso corporal. A las personas con anorexia nerviosa, les puede costar mucho concentrarse y pueden tener problemas para recordar cosas.

Cuando un trastorno de la conducta alimentaria se aborda de manera temprana, la persona tiene muchas más probabilidades de recuperarse que si presenta una evolución prolongada. Por ello, es importante realizar una consulta lo más temprana posible una vez detectados los problemas de alimentación.

 

Trastornos del aprendizaje

Muchos niños/as pueden tener dificultades en la escuela con respecto a algunos temas o habilidades. Tener un trastorno del aprendizaje significa que un niño/a tiene una dificultad en una o más áreas del aprendizaje, aun cuando su motivación o inteligencia en general no estén afectadas.

Algunos de los síntomas de los trastornos del aprendizaje son:

  • la dificultad para distinguir derecha de izquierda
  • la inversión de letras o números
  • la dificultad para entender instrucciones
  • la falta de coordinación al moverse o para realizar tareas con las manos.

Los tipos más frecuentes de trastorno del aprendizaje son: la dislexia (dificultad con la lectura), la discalculia (dificultad con las matemáticas) y la disgrafia (dificultad con la escritura).

Los niños/as con trastornos del aprendizaje pueden sentirse frustrados/as por no poder dominar un tema a pesar de su esfuerzo, y pueden comportarse mal, sentirse desamparados o abstraerse.

El trastorno del aprendizaje también puede presentarse con trastornos conductuales o emocionales, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o la ansiedad. La combinación de los problemas puede hacer que sea particularmente difícil para un niño/a tener éxito en la escuela.

El diagnóstico adecuado de cada trastorno es crucial para que pueda recibir la ayuda correcta.

Ansiedad y depresión

Aunque a muchas personas adultas les cueste creerlo, lo cierto es que muchos niños/as tienen miedos y preocupaciones, y pueden sentirse tristes y desesperanzados/as.

Cuando los sentimientos de miedo y tristeza son persistentes o intensos podrían deberse a ansiedad o depresión.

La ansiedad puede presentarse en forma de miedo o preocupación, pero también puede hacer que los niños/as estén irritables y enfadados. Los síntomas de la ansiedad también pueden incluir problemas para dormir, además de síntomas físicos como cansancio, dolores de cabeza o dolores de estómago. Algunos/as niños/as ansiosos/as no comunican sus preocupaciones y, por lo tanto, los síntomas pueden pasar desapercibidos.

Por otra parte, algunos/as se sienten tristes o sin interés en las cosas que antes solían disfrutar, o se sienten indefensos/as o desesperanzados/as en situaciones en las que podrían hacer algo para cambiarlas. Cuando el niño/a siente tristeza y desesperanza persistentes, puede que se diagnostique depresión.

Algunos niños/as quizás no hablen acerca de sus pensamientos de desesperanza e indefensión, y es posible que no parezcan estar tristes.

La depresión también podría hacer que un niño/a cause problemas o actúe sin motivación, de manera que los demás quizás no noten que está deprimido/a o lo/a cataloguen de manera incorrecta como alborotador/a o perezoso/a.

 

Fobias

Una fobia es un miedo identificable y persistente que es excesivo o irracional y se desencadena por la presencia o la anticipación de un objeto o una situación específicos.

Los niños/as y adolescentes con una o más fobias sienten ansiedad de manera constante cuando se los expone al objeto o la situación específicos. Las fobias comunes incluyen el miedo a los animales, los insectos, la sangre, las alturas, los espacios cerrados o a volar.

En algunos niños/as y adolescentes puede aparecer una fobia a tragar, que en algunas ocasiones puede ir precedida de alguna crisis de atragantamiento. Dicha fobia puede ser intensa y pueden rechazar alimentarse con alimentos sólidos, e incluso en ocasiones también líquidos.

La atención temprana a este problema es fundamental para evitar que se mantenga en el tiempo debido a la repercusión nutricional que conlleva.

 

Trastorno de adaptación

La característica fundamental de los trastornos adaptativos es que se producen siempre tras un acontecimiento estresante o un cambio vital con consecuencias desagradables. Ante estas situaciones, los niños/as y adolescentes pueden tener dificultades para adaptarse y desarrollar síntomas que les dificultan la vida diaria.

Los síntomas que pueden presentar son:

  • sensación de malestar
  • síntomas de ansiedad o depresión
  • problemas de comportamiento
  • conductas regresivas o más infantiles.

En algunos casos, el acontecimiento es de naturaleza catastrófica, y se considera que causaría un malestar en cualquier persona (por ejemplo, el presenciar un accidente grave o un fenómeno meteorológico con víctimas mortales). En estos casos suelen aparecer, además, otros síntomas como flashbacks (imágenes recurrentes sobre la situación vivida), o aturdimiento o embotamiento emocional. A este trastorno se le llama Trastorno por estrés postraumático.

Trastorno obsesivo-compulsivo

Los niños/as, a veces, tienen pensamientos que les molestan, y puede que sientan que tienen que hacer algo acerca de esos pensamientos, aunque sus acciones no tengan sentido. Por ejemplo, puede que les preocupe tener mala suerte si no se ponen su prenda de vestir favorita. En algunos niños/as, los pensamientos y ansias de hacer ciertas acciones persisten, aunque traten de ignorarlos o hacerlos desaparecer. 

 

Puede que los niños/as tengan un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) cuando los pensamientos no deseados, y los comportamientos que se sienten obligados/as a hacer debido a esos pensamientos, suceden con frecuencia, ocupan mucho tiempo (más de una hora al día), interfieren con sus actividades o los hacen sentirse muy mal. A los pensamientos se les llama obsesiones. A los comportamientos se les llama compulsiones.

Trastorno espectro autista

Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos.

A menudo, no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras personas, pero es posible que quienes tienen un TEA se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan de maneras distintas a otras personas. Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (altas capacidades) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.

Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado y el síndrome de Asperger.

Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina trastornos del espectro autista.

 

Tics

Los tics son espasmos, movimientos o sonidos repentinos que se hacen de manera repetitiva. Las personas que tienen tics no pueden controlarlos voluntariamente. Por ejemplo, puede ser que una persona con un tic motor parpadee una y otra vez, sin parar, o que una persona con un tic vocal emita gruñidos involuntariamente.

En algunas ocasiones son transitorios y en otras pueden ser crónicos. Cuando los tics son vocales (sonidos, carraspeo) puede ser que se trate de un síndrome conocido como Síndrome de Gilles de la Tourette.

 

Trastornos del lenguaje

Los trastornos del lenguaje o del habla pueden presentarse aislados o junto a otros trastornos del aprendizaje que afectan la lectura y escritura. En ocasiones, al sentirse frustrados/as al no poder comunicarse pueden comportarse mal, sentirse indefensos/as o encerrarse en sí mismos/as.

Los trastornos del lenguaje o del habla también pueden presentarse con trastornos emocionales o conductuales, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o la ansiedad. Además, los niños/as con trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista, pueden tener también dificultades con el habla y el lenguaje.

 

Trastornos del sueño

Los trastornos del sueño en niños/as son un problema frecuente, hasta tal punto que algunos estudios indican que entre el 25% y el 30% de las visitas al pediatra están relacionadas de uno u otro modo con este desorden. Este problema implica la incapacidad para dormir, quedarse dormido en momentos inadecuados o tener demasiado sueño.

Los trastornos del sueño más habituales son: el insomnio (problemas para conciliar o mantener el sueño), el síndrome de piernas inquietas (trastornos del movimiento relacionados con el sueño), alteraciones del ritmo circadiano y las parasomnias (pesadillas, terrores nocturnos y sonambulismo).
En algunas ocasiones pueden aparecer aislados, pero en otras pueden ser síntomas de algún trastorno emocional.

Patología psicosomática

Es aquella patología que teniendo un origen psicológico se manifiesta por síntomas físicos como cefaleas, mareos, sincopes, dolor abdominal, dermatitis, trastornos del sueño y de la alimentación, entre otros.

Pueden deberse a factores de tipo ambiental, es decir, a situaciones de estrés que perturban al niño/a.

Es importante su detección temprana para evitar la realización de pruebas innecesarias, especialmente si son invasivas, y para evitar la cronificación del caso.

Apoyo en preadopción y

postadopción

En el momento de asignación de menores para adopción, especialmente si vienen procedentes de adopción internacional, es frecuente que los informes facilitados a la familia sean escasos o confusos. El objetivo de la consulta de asesoramiento adoptivo es facilitar dicho proceso, aportar información objetiva y con experiencia profesional que ayude en la decisión de formalizar la adopción.

Por otra parte, una vez que se ha formalizado la adopción, el niño/a adoptado/a, además de los problemas de salud propios de su edad, puede presentar problemas vinculados con las situaciones que motivaron su abandono y entrada en una institución de acogida u orfanato y los relacionados con la experiencia de institucionalización más o menos prolongada.

Las familias adoptivas deben poder recurrir a profesionales que sepan cómo encarar las especificidades de la filiación adoptiva. Estos profesionales deben conocer la legislación relativa a la protección del menor en España, el desarrollo de los procesos de adopción, así como saber diagnosticar e intervenir en las dificultades que a menudo se presentan durante la post-adopción.

Asesoramiento a padres

En la consulta de salud mental infanto-juvenil asesoramos a padres en situaciones especiales en las que se requiera apoyo para facilitar las relaciones y la comunicación intrafamiliar, la crianza, la superación de situaciones de estrés, la rivalidad entre hermanos, o el apoyo en procesos de separación de los padres.

La actuación adecuada en estos casos puede tener una importante tarea preventiva de dificultades emocionales o del comportamiento en niños y adolescentes.

Valoración neuropsicológica

En la consulta disponemos de gabinete neuropsicológico para la realización de valoraciones cognitivas, de función ejecutiva, dificultades de atención, trastornos del comportamiento, trastornos del aprendizaje (lectura, escritura y cálculo matemático), trastorno del espectro autista, entre otros.

También se realiza entrenamiento neuro-cognitivo, así como terapia cognitivo conductual y entrenamiento en técnicas de relajación.