¿Te has preguntado alguna vez qué es una cardiopatía o más específicamente, qué son las cardiopatías congénitas?
Nuestro corazón late más de 100.000 veces al día, lo que supone unos 35 millones de latidos en un año. Es el encargado de impulsar la sangre con oxígeno y nutrientes por todo el organismo. Una maquinaria perfecta que nos mantiene vivos. Pero también sufre desperfectos y lesiones.
Existen decenas de cardiopatías, algunas congénitas, las cuales se denominan cardiopatías congénitas y de las que no se observan síntomas hasta llegar a la edad adulta, lo que hace difícil su diagnóstico.
Ante la aparición de síntomas relacionados con el funcionamiento del corazón, alteración en los latidos, dolor en el pecho o falta de aire, debes consultar con urgencia con tu médico.
Las cardiopatías congénitas se producen porque el corazón no se desarrolla normalmente mientras el bebé está creciendo en el útero.
Con frecuencia no se conoce la causa por la que se producen las mutaciones del ADN del bebé que terminan en una cardiopatía congénita. Un padre o madre que tenga una cardiopatía congénita puede tener más probabilidades de tener un hijo con dicha anomalía.
En este caso, los antecedentes familiares y la genética son determinantes.
Las cardiopatías congénitas habitualmente no se transmiten a los hijos, pero existe cierto grado de riesgo. El riesgo es mayor si el otro progenitor del bebé, u otro hijo, tiene una cardiopatía congénita.
El corazón funciona como un motor, recogiendo sangre de los pulmones y la impulsa por el organismo. Está dividido en dos cámaras superiores, las aurículas, y dos cámaras inferiores, los ventrículos.
El lado derecho del corazón traslada la sangre a los pulmones a través de la arteria pulmonar, allí toma oxígeno y luego regresa al lado izquierdo del corazón. Después, el lado izquierdo del corazón bombea la sangre a través de la aorta y hacia el resto del organismo.
Las cardiopatías congénitas pueden afectar a cualquiera de estas estructuras del corazón, incluidas las arterias, las válvulas, las cámaras e incluso a la pared de tejido que las separa.
Las enfermedades cardíacas congénitas pueden derivar en otros problemas médicos más adelante. Años después de tratar un defecto cardíaco congénito, pueden aparecer complicaciones.
Las complicaciones de una enfermedad de cardiopatía congénita en adultos pueden provocar distintos efectos sobre la salud, como por ejemplo una arritmia; si el corazón late demasiado rápido, lento o de forma irregular, en algunas personas puede provocar un accidente cerebrovascular o una muerte cardíaca repentina si no se tratan.
También pueden existir complicaciones, algunas en forma de infección cardíaca, como una endocarditis, producida por bacterias u otros gérmenes que ingresan en el torrente sanguíneo y llegan al revestimiento interno del corazón, el endocardio.
Esta infección puede dañar o destruir las válvulas cardíacas o causar un accidente cerebrovascular.
Otras complicaciones cardíacas pueden ser accidentes cerebrovasculares, presión arterial alta o una insuficiencia cardíaca.
Las enfermedades cardíacas congénitas se pueden tratar con éxito si se detectan a tiempo, sobre todo si se detectan en la infancia.
Algunas enfermedades de cardiopatías congénitas no son lo suficientemente graves como para poder actuar sobre ellas, pero diagnosticarlas permite estar alerta y controlar su evolución.
Cuando una afección cardíaca avanza, se manifiesta o empeora, es el momento de aplicar tratamientos para que el corazón funcione mejor.
Algunas cardiopatías leves se pueden tratar con medicamentos que previenen la formación de coágulos sanguíneos o ayudan a controlar los latidos cardíacos irregulares.
Pero en cualquier caso es el profesional que trata la patología quien tiene que recetar el medicamento adecuado para cada paciente en caso de que lo requiera.
Cuando la lesión avanza y la vida de la persona corre peligro, es posible realizar cirugías y tratamientos para actuar frente a la cardiopatía congénita.
Es posible implantar un dispositivo en el corazón que ayuda a controlar la frecuencia cardíaca, lo que conocemos como marcapasos que corrige los latidos cardíacos irregulares o un desfibrilador implantable, en caso que el paciente tenga riesgo de muerte súbita tras la valoración rigurosa por el equipo de cardiología.
Los tratamientos percutáneos con catéteres pueden reparar cierto número de defectos o cardiopatías sin tener que exponer al paciente a cirugía convencional.
El catéter se inserta a través de un vaso sanguíneo, por lo general en la ingle, y se guía hasta el corazón. Una vez colocado, el médico pasa pequeñas herramientas a través del catéter para reparar el defecto cardíaco congénito.
Si los procedimientos con el catéter no pueden reparar el defecto cardíaco congénito, es probable que se deba realizar una cirugía a corazón abierto y como último recurso, un trasplante de corazón.
Un adulto diagnosticado con cardiopatía congénita debe realizar un seguimiento de por vida, incluso si la lesión fue reparada en la infancia. Se corre el riesgo de tener complicaciones, por lo que conocer el estado y la evolución del corazón de por vida, es muy importante.
El 14 de febrero es el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas y coincide con el Día de los Enamorados, quizás para hacernos pensar que nuestro corazón no solo debe llenarse de amor romántico, si no que también debemos prestar atención a su funcionamiento y estar pendientes de posibles lesiones y cardiopatías.
La Unidad de Cardiología de La Salud Hospital está compuesta por un equipo multidisciplinar de especialistas con un extenso currículo en Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
La Unidad se complementa con la especialidad de Cardiología Infantil.