Como cada verano, con la llegada del calor y las vacaciones llegan también los problemas gastrointestinales. ¿Por qué? Con el calor es más fácil la alteración de los alimentos y, en algunos casos, la ruptura de la cadena de frío favorece que aumenten virus y bacterias, lo que provoca la infección. Si nos vamos de vacaciones, podemos descuidar el origen de los alimentos y bebidas que consumimos y su estado, lo que puede desembocar en trastornos gastrointestinales.
No es necesario que el alimento o la bebida que tomemos esté en mal estado o muestre signos de ello, simplemente el número de bacterias y virus que habitualmente controlamos con el frío, aumenta en una cantidad suficiente para que nuestro organismo se vea infectado y aparezcan los temidos síntomas.
Se trata del agente bacteriano más frecuente en nuestro país y es el mayor implicado en la gastroenteritis aguda bacteriana. Es una enfermedad trasmitida por la ingesta de alimentos con un gran número de dichas bacterias. La infección se puede contraer a través de alimentos como la carne, el huevo, la leche, frutas o verduras. Todos conocemos el famoso peligro de la mahonesa por ejemplo, es una elaboración con huevo crudo que tendemos a consumir en varios días o bajo condiciones de temperatura variantes.
Son los síntomas que provoca la gastroenteritis, en el caso que sea producida por un virus, puede llegar a producir también fiebre y malestar durante tres o cuatro días. Hay que extremar la atención sobre niños, personas mayores y dependientes, sobre todo si los síntomas se prolongan más de esos tres días, la fiebre no remite o los síntomas de deshidratación persisten a pesar del intento de recuperar los líquidos perdidos con la diarrea.
Hay que incrementar la ingesta de líquidos como caldos, sueros, infusiones y evitar alimentos densos como legumbres o carnes. También es recomendable realizar reposo y no tomar antibióticos, a no ser que los recete nuestro médico al identificar el origen de la gastroenteritis en una bacteria. Tampoco es recomendable abusar de los medicamentos prescritos para “cortar” la diarrea, siendo necesario acudir al médico si los síntomas persisten o se incrementan más allá de 48 horas.
La prevención de la gastroenteritis pasa por evitar el foco del contagio, es decir, debemos incrementar la vigilancia a la hora de mantener y almacenar los alimentos, así como la forma en que son cocinados y sobre todo la higiene; lavar bien las frutas y verduras, evitar aguas de pozos o que sospechemos que no están suficientemente bien tratadas. Evitar el contacto con la persona afectada o realizar un lavado intenso de manos son medidas de prevención del contagio.
Si eres de las personas que habitualmente padece de diarreas o estreñimiento en verano o de las que su organismo reacciona fácilmente a los cambios en alimentos y bebidas con vómitos, hinchazón o molestias gastrointestinales, pide cita con cualquiera de los digestivos de La Salud y nuestros profesionales te ayudarán a prevenir y cuidar de tu aparato digestivo.