La medición del contorno abdominal, circunferencia abdominal o abdomen es un índice de valoración del riesgo de sufrir una patología cardiaca
La grasa visceral provoca patologías para las cuales se recetan a menudo fármacos innecesarios si llevamos una buena alimentación y practicamos deporte de forma regular
Con una buena alimentación, ejercicio físico y reduciendo fármacos se pueden erradicar todas las enfermedades metabólicas
El número de personas que desarrollan síndrome metabólico en España aumenta en 247 cada día, hasta los 94.000 nuevos casos por año
Llegados a cierta edad se va perdiendo el contorno de la cintura. En el caso de los hombres, sin embargo, es más acentuado y va apareciendo la llamada “barriga cervecera”. Una realidad que, más allá del efecto estético, tiene unos efectos muy negativos para la salud ya que la acumulación de grasa en esa parte de cuerpo puede provocar mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y causar muchas patologías metabólicas como la hipertensión, el colesterol, la diabetes…etc. Todos ellas enfermedades que normalmente se tratan con fármacos y que, según explica Vanessa Martín, Nutricionista de la Unidad de Terapia Nutricional de IVADI en La Salud Hospital, “se pueden erradicar con una buena alimentación, la práctica de ejercicio de forma regular”.
El número de personas que desarrollan síndrome metabólico (MetS) en España aumenta en 247 cada día, hasta los 94.000 nuevos casos por año. Esta es una de las principales conclusiones de una investigación del CIBERDEM que ha estudiado las tendencias en la incidencia de este síndrome en personas inicialmente no diagnosticados o la regresión del mismo en los que ya tenían este diagnóstico.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista BJM Open Diabetes Research & Care y que se enmarca en el estudio di@bet.es, identificó como perfil de mayor riesgo a los hombres, mayores de 45 años y con menor nivel educativo.
“En nuestra sociedad, estamos normalizando el uso de fármacos para muchas enfermedades y tenemos que tener claro que medicarse no es normal y más cuando, si lleváramos un estilo de vida saludable, no sería necesario”, explica Vanesa Martín. “Es lo más rápido y fácil -añade- pero estaríamos mucho más sanos si aplicáramos la salud en nuestra cocina, usáramos más las zapatillas y elimináramos las pastillas”.
Ejercicio regular, explica Martín, no es hacer siempre actividades de cardio como correr o hacer ejercicio aeróbico. La fuerza, fortalecer la musculatura, es igual de importante porque el músculo ayuda también a la pérdida de grasa y es necesario tenerlo fuerte para poder hacer ejercicio sin riesgo de lesiones.
Al igual que tener barriga indica un riesgo de patologías, roncar también. La mayoría de las apneas del sueño las produce la obesidad igual que el hígado graso. En muchas ocasiones cuando se reduce la grasa abdominal, los ronquidos desaparecen.
El problema -según Martín- es que no nos han enseñado ni a comer ni a hacer deporte. Y que estas dos habilidades tan importantes ni tan siquiera forman parte de la cartera de servicios de la Sanidad Pública cuando son claramente preventivas de muchas patologías.
En este sentido, deberíamos hacernos más conscientes de lo que comemos aprendiendo a leer las etiquetas de los alimentos. Y no solamente de los procesados sino también, por ejemplo, de las carnes que compramos en bandejas en los supermercados. “Si leemos la etiqueta de esas carnes, veremos que no son carne 100% sino que llevan siempre algo añadido”. Lo mismo pasa con el pescado. “Es muy bueno el omega3 -explica Vanesa Martín- pero la cantidad de esa grasa buena es muy distinta si el pescado es de piscifactoría o es salvaje”. En cuanto a los huevos, son una buena fuente de proteínas, pero los beneficios que nos aportan no son iguales si no son de calidad, sobretodo, ecológicos.
saludables si son ecológicos. Y el pan, igual: el de supermercado no alimenta lo mismo que uno de fermentación lenta y de masa madre hecho en el horno. Y así, suma y sigue. Y eso dejando de lado, señala la nutricionista, que comer alimentos saludables y más nutritivos es mucho más caro que comer mal.
“Al final- resume- si sumamos la harina refinada del pan, los huevos y las carnes de granjas intensivas, el pescado de piscifactoría, el embutido de los almuerzos, los procesados que comemos y añadimos al cóctel las pastillas… aparecen las enfermedades”.
Para romper este círculo y empezar a realizar un cambio real de hábitos de vida que nos pueda llevar a dejar los fármacos, es necesario ponerse en manos de profesionales. “No todas las personas son iguales – explica Martín- y, por lo tanto, el estudio de cómo hacer ese cambio debe ser personalizado, lento pero seguro. El objetivo no es adelgazar, sino adquirir hábitos que nos permitan cometer excesos de vez en cuando sin que pase nada e interiorizar una vida equilibrada. “Comer debe ser algo que produzca felicidad. Y si la salud entra en nuestra cocina, las pastillas podrán salir de nuestra vida”, sentencia.
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